Causas
La malaria o paludismo es causada
por un parásito que se transmite a los humanos a través de la picadura de
mosquitos anofeles infectados. Después de la infección, los parásitos (llamados
esporozoítos) viajan a través del torrente sanguíneo hasta el hígado, donde
maduran y producen otra forma, llamada merozoítos. Los parásitos ingresan en el
torrente sanguíneo e infectan a los glóbulos rojos.
Los parásitos se multiplican dentro
de los glóbulos rojos, los cuales se rompen al cabo de 48 a 72 horas,
infectando más glóbulos rojos. Los primeros síntomas se presentan por lo
general de 10 días a 4 semanas después de la infección, aunque pueden aparecer
incluso a los 8 días o hasta 1 año después de esta. Los síntomas ocurren en
ciclos de 48 a 72 horas.
La mayoría de los síntomas son
causados por:
La liberación de merozoítos en el
torrente sanguíneo
Anemia resultante de la
destrucción de glóbulos rojos
Grandes cantidades de hemoglobina
libre liberada en la circulación luego de la ruptura de los glóbulos rojos
La malaria también se puede
transmitir de la madre al feto (de manera congénita) y por transfusiones
sanguíneas. Los mosquitos en zonas de clima templado pueden portar la malaria,
pero el parásito desaparece durante el invierno.
Esta enfermedad constituye un
problema de salud mayor en gran parte de los países tropicales y subtropicales.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados
Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) calculan que cada año se presentan de
300 a 500 millones de casos de malaria y que más de un millón de personas muere
a causa de esta. Esta presenta un riesgo de enfermedad mayor para los viajeros
a climas cálidos.
En algunas regiones del mundo,
los mosquitos que transmiten la malaria han desarrollado resistencia contra los
insecticidas. Además, los parásitos han desarrollado resistencia a algunos
antibióticos. Estas afecciones han llevado a la dificultad de controlar tanto
la tasa de infección como la diseminación de la enfermedad.
Tratamiento
La malaria, en especial la
malaria por Plasmodium falciparum, es una emergencia que requiere
hospitalización. La cloroquina a menudo se utiliza como un fármaco
antipalúdico. Sin embargo, las infecciones resistentes a la cloroquina son
comunes en algunas partes del mundo.
Los posibles tratamientos para
las infecciones resistentes a la cloroquina incluyen:
Combinaciones de derivados de
artemisinina, incluso arteméter y lumefantrina.
Atovacuona-proguanil.
Tratamiento a base de quinina en
combinación con doxiciclina o clindamicina.
Mefloquina en combinación con
artesunato o doxiciclina.
La elección del fármaco depende en
parte de dónde contrajo la infección.
Se pueden necesitar cuidados
médicos, entre ellos líquidos intravenosos (IV) y otros fármacos, al igual que
asistencia respiratoria.
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